Imagina que estás por recoger a tus hijos del colegio, te formas en la fila de mamás y papás, estás ansiosa de ver a tu hijo después de la espera, para cuando llegas a la entrada; la maestra de tus hijos te espera con cara de enfado, tiene una queja para ti: tu hijo le pegó a un compañero o tiro al piso el material o se la paso platicando con sus amigos. ¿Qué harías? ¿Regañarías tu hijo en ese momento, frente a la maestra? ¿Te Interesaría que la maestra tenga una buena impresión de tu forma de criar?

Pongamos otro escenario ¿Qué pasaría si ahora es la mamá de su amiga quien te da la queja? esa amiga o amigo con quien le gusta jugar a tu hij@: Imagina que has llevado a tu hijo o hija a una cita de juegos y tal vez le invitaron a comer, cuando pasas por él o ella, la mamá de su amiga te dice que se ha portado fatal. ¿Qué le dirías a tu hijo o hija en ese momento?

¿Te sentirías obligada a reprender a tu hij@ para conservar la amistad?

Que tal en casa de una abuela o tía, cuando te dan quejas de tus hijos ¿qué haces? ¿Regañas, amenazas o castigas?

Pongamos de manifiesto la razón principal por la que los niños “se portan mal”: un mal comportamiento en el niño, suele estar siempre relacionado con un malestar emocional, un niño que se porta bien suele ser porque se siente muy “bien”, muy conectado, un niño que se porta “mal” probablemente detrás exista un gran malestar emocional, el niño es incapaz de hacer elaboradas explicaciones sobre su estado emocional porque simplemente no está preparado cognitivamente para poder hacerlas, por tanto, su experiencia emocional estará expresada en sus acciones y en sus juegos, si queremos ver cómo se siente un niño debemos echar un vistazo a cómo se está comportando y si queremos cambiar algo en el niño; definitivamente tendrá que ser el cómo se siente y no el cómo se comporta, pues el comportamiento solo es el resultado del sentir.

Ahora bien, explicado lo anterior, volvamos al tema ¿Por qué no deberíamos regañar a nuestros hijos enfrente de otros adultos? Pues bien como ya he explicado en el párrafo anterior todo mal comportamiento corresponde a un malestar

emocional, si mi hijo comete una conducta inadecuada fuera de casa, seguramente es porque algo en el ambiente le causó malestar emocional, por lo que la mirada de una madre o padre consciente debería estar siempre en el sentir y jamás en el comportamiento, sobre todo si mi hijo o hija estuvo expuesto a la “autoridad” de otro adulto, si yo lo reprendo delante del adulto estaré invalidando su emoción, le estaré avergonzando por sentirse mal y estaré dándole la razón al adulto a cargo, lo que puede reforzar creencias en el niño como: Yo no importo, estoy equivocado sintiendo esto, debo obedecer a los adultos para ser aceptado, es mejor no hablar de lo que paso para evitar que mamá o papá me rechace.

Quizá el niño reaccionó agresivamente tras un tocamiento inadecuado, tal vez hubo un comentario burlón o sarcástico que lo hirió, tal vez vió algo grotesco y reaccionó, es posible que el adulto provocará un gran malestar en el niño, también es posible que no, que el adulto le respeto y cuido , pero creeme cómo mamá o cómo papá quieres saber cuál fue el malestar que causó que tu hijo reaccionara así y si solo le regañas delante del adulto te perderás de esta información que puede literalmente salvar a tu hijo.

¿Qué te recomiendo hacer si un día te encuentras en esta situación?

Si en alguna ocasión tu hijo debe quedar al resguardo de otro adulto, te recomiendo primero que nada que no le des órdenes a tu hijo como : “porta bien “ u “obedeces a tu maestra o a tu abuelo o a quien sea” si queres evitar que haga algo en concreto mejor menciona la acción, por ejemplo: “Tomás de la mano a tu abuela si cruzas la calle” o “ preguntas antes de tomar algo de la casa “ , “ tratas bonito a las mascotas de tu tía” trata de que las instrucciones sean siempre concretas y en positivo, también puedes decir: “ si algo no te gusta, dices No gracias”, si es pequeño puedes decirle que si se siente mal pida por favor que le llamen a su mamá si es un poco mayor que te llame el mismo.

Una vez que recojas a tu hijo evita preguntarle al adulto: “¿Cómo se portó? ¿Hizo travesuras? mejor pregunta “¿Cómo la pasaron? ¿Cómo se sintió mi hijo? si te dan una queja entonces es tu turno de darle voz a tu hijo y mostrarle que lo que siente es valioso y que tu estas de su lado siempre que se sienta mal, no necesitas ser grosera/o con el otro adulto, simplemente puedes decir algo como: “Siento mucho

que esto pasará, gracias por comentarlo ”, “En casa preguntaré a mi hijo que le paso” “gracias por decirlo, investigare que le hizo sentir mal.” Entonces abrazas a tu hijo y le dices algo como: “ no te preocupes mi amor tu y yo vamos a hablar sobre cómo te sientes cuando vienes acá” Y solo cuando estes a solas con él o ella, entonces evaluamos preguntando justamente cómo se sintió, cómo le hizo sentir el adulto, si algo le incomodo, si hay algo que puedas hacer o el otro adulto pueda hacer para hacerle sentir mejor. Recuerda que un niño no nace con habilidad de comunicar sus emociones con frases elaboradas, ni de explicar a los adultos con lenguaje lo que le gusta y lo que no, esas habilidades se aprenden, pero si antes de darle la oportunidad le regañas, jamás le permitirás desarrollar su capacidad de ponerle límites a otros adultos.

Más allá de lo que piensen los adultos de ti o de tus hijos, recuerda que con quien tienes el compromiso de guiar y acompañar es con tus hijos, que tu eres su Guardiana o su Guardián y que tus hijos entre más pequeños más te necesitan para darles voz.

Con amor Valerie